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1 Historia  





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3 Diferencias en estatus  



3.1  Como empleo primario  





3.2  Por beneficios sociales o políticos  







4 Duración de la carrera  





5 Cortesanas famosas  



5.1  Siglo XVII y antes  





5.2  Siglos XVIIIyXIX  





5.3  Cortesanas famosas en la ficción  







6 Véase también  





7 Referencias  





8 Fuentes  





9 Lecturas adicionales  





10 Enlaces externos  














Cortesana






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El término cortesana, en su uso moderno, es un eufemismo para referirse a una amanteoprostituta que es «mantenida», y en particular a una con clientes ricos, poderosos o influyentes.[1][2]​ Históricamente, el término se refería a un cortesano, esto es a una persona que asistía a la corte de un monarca u otra persona poderosa.[3]

Historia

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En la sociedad feudal europea, las cortes eran el centro del gobierno y la residencia del monarca, y la vida social y política a menudo se entremezclaban completamente. Antes del Renacimiento, los cortesanos y cortesanas tenían la función de transmitir información a dignatarios visitantes, cuando no se podía confiar en los sirvientes. En la Europa renacentista, los cortesanos jugaban un papel extremadamente importante en la sociedad de clase alta. En tanto era costumbre durante esta época que las parejas reales llevaran vidas separadas—comúnmente los matrimonios se hacían simplemente para preservar los linajes y asegurarse alianzas políticas—hombres y mujeres a menudo buscaban gratificación y compañía de parte de personas que vivían en las cortes. De hecho, el verbo «cortejar» originalmente significaba «estar o residir en la corte», y posteriormente pasó a significar «comportarse como un cortesano» y de allí a «cortejo» o «prestar atención amorosa a alguien».[3]​ El compañero más íntimo de un gobernante era llamado el «favorito» o «valido».

En el uso renacentista, la palabra italiana cortigiana, femenino de cortigiano («cortesano») empezó a referirse a una persona que asiste a la corte, y luego a una mujer bien educada e independiente, en algún momento una artista o artesana entrenada en danza y canto, en particular una asociada con la sociedad rica, poderosa o de clase alta y a quien se le brindaban lujos y estatus a cambio de brindar entretenimiento y compañía.[4]

Una figura masculina comparable a la de la cortesana fue el chichisbeo italiano, el criado chevalier francés, y el cortejooestrecho español.

Las cortesanas del este de Asia, en particular aquellas del imperio japonés, tenían un rol social diferente al de sus contrapartes europeas. Ejemplos de cortesanas japonesas incluyen la clase de las oiran, que se centraban más en el aspecto del entretenimiento en comparación con las cortesanas europeas.[5]

Las cortesanas en la antigua India era conocidas como ganikas, y eran el centro de la vida de las ciudades. Según el historiador Sanjay K. Gautam, la cortesana en la India era «un símbolo tanto del placer erótico sexual como del estético».[6]

Categorías

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Verónica Franco, famosa poetisa y cortesana veneciana. Retrato de Paolo Veronese.

Un tipo de cortesana era conocida (en Italia) como cortigiana onesta, o cortesana honesta, que era presentada como una intelectual. Otro era la cortigiana di lume, una cortesana de clase baja. Las primeras fueron aquellas que más eran buscadas con propósitos amatorios y eran tratadas más o menos igual que las nobles. Es con este tipo de cortesana con quien más se asocia el arte de la «courtisanerie».[cita requerida]

Las cortigiane oneste usualmente estaban bien educadas y eran mundanas (a veces incluso más que una mujer promedio de clase alta) y, a menudo, llevaban carreras simultáneas como intérpretes o artistas. Típicamente eran escogidas en función de su «crianza»—sus habilidades sociales y de conversación, su inteligencia, sentido común y capacidad de brindar compañía)—tanto como de sus atributos físicos. Usualmente, era su ingenio y personalidad lo que las diferenciaba de las mujeres comunes y corrientes. El sexo constituía apenas una faceta de la variedad de servicios que prestaba una cortesana. Por ejemplo, iban bien vestidas y listas para tomar parte en una variedad de temas que iban desde el arte hasta la música y la política.

En algunos casos, las cortesanas provenían de familias bien acomodadas e incluso estaban casadas—eso sí, con maridos que se encontraban por debajo de sus clientes en la escala social. En tales casos, sus relaciones con personas de alto estatus social podían potencialmente mejorar el estatus de sus cónyuges o familiares y, por lo tanto, las más de las veces, los esposos estaban al tanto de la profesión y actividades de sus esposas cortesanas.

Diferencias en estatus

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Como empleo primario

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Las cortesanas provenientes de familias pobres brindaban una encantadora compañía durante períodos prolongados, sin importar cuáles pudieran haber sido en el momento sus propios sentimientos o compromisos, y ocasionalmente tenían que estar preparadas para tener que hacerlo con poca antelación. También estaban sujetas a un estatus social más bajo así como frecuentemente a la desaprobación religiosa, debido a los aspectos inmorales percibidos relacionados con su profesión y a su dependencia de la courtisanerie como su fuente principal de ingresos. En casos como este, una cortesana dependía económicamente y de manera exclusiva de su benefactor o benefactores, lo que la hacía vulnerable; Cora Pearl es un buen ejemplo de ello.

Cortesanas con sus sirvientas, de Lancelot Volders.

A menudo, las cortesanas que servían en tal función comenzaban su carrera como prostitutas, si bien muchas llegaban a la profesión por otros medios. No era raro que una cortesana entablara una relación sentimental a largo plazo por contrato con un benefactor rico. Tales contratos eran redactados y presenciados por abogados, y eran vinculantes. La mayoría incluía alguna provisión respecto al bienestar financiero de la cortesana más allá del final de la relación, en la forma de una renta vitalicia. Muchas de tales mujeres se volvieron tan poderosas social y financieramente que podían ser exigentes sobre los hombres con quienes se asociaban; en otras palabras, elegían a sus amantes como lo haría cualquier otra amante, y no a la inversa. Benefactores ricos hacían todo lo posible a la hora de cortejar a una cortesana como premio, siendo el objetivo último alcanzar un contrato a largo plazo con ella como amante.

Ocasionalmente, las cortesanas pasaban de un benefactor a otro, lo que hacía que fueran vistas en círculos sociales como inferiores tanto a sus benefactores como a aquellos con riqueza y poder con los que socializaban. A menudo, en casos de este tipo, si la cortesana había servido de manera satisfactoria a un benefactor, ese benefactor, al terminar la aventura, la cedía a otro benefactor rico como un favor a la cortesana, o le arreglaba en un matrimonio concertado con un benefactor semi-rico. Si en cambio la cortesana había enfadado a un benefactor o lo había dejado insatisfecho, comúnmente se veía expulsada de los círculos ricos y las más de las veces regresaba a la prostitución callejera.

Por beneficios sociales o políticos

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No debe confundirse con una amante real

Quienes provenían de familias adineradas, por nacimiento o por matrimonio, y que actuaban como cortesanas solo para el avance social o político propio y/o de sus cónyuges, eran generalmente tratadas como iguales. Eran más respetadas por sus parejas extramatrimoniales, tanto anteponiendo las obligaciones familiares de cada uno a la relación como planeando sus propias relaciones o compromisos sociales para no estorbar con las obligaciones maritales de los amantes.

Las aventuras de este tipo eran a menudo de corta duración y terminaban cuando la cortesana o el cónyuge de la cortesana recibían el estatus o posición política deseada, o cuando el benefactor escogía la compañía de otra cortesana y compensaba económicamente a su antigua amante. En casos como este, ambas partes involucradas a menudo lo veían simplemente como un acuerdo comercial. El benefactor era consciente de los favores políticos o sociales que la cortesana esperaba de él, la cortesana sabía el precio que se debía pagar por esos favores realizados, y cada uno satisfacía las demandas del otro.

En general, estas transacciones eran seguras, ya que tanto la cónyuge del benefactor como el cónyuge de la cortesana generalmente sabían perfectamente del acuerdo, y la cortesana no dependía exclusivamente del benefactor. Más bien, era simplemente un asunto de beneficios obtenidos para los involucrados. Pública y socialmente, acuerdos de este tipo fueron comunes durante los siglos XVII, XVIII y XIX, así como a comienzos del siglo XX, y eran generalmente aceptados en círculos adinerados.

Duración de la carrera

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En siglos posteriores, a partir de mediados del siglo XVIII, las cortesanas se empezaron a ver a menudo abandonadas por sus benefactores, si bien las épocas en que podían ser castigadas con la ejecución pública o la cárcel a raíz de sus estilos de vida promiscuos habían terminado. Hay numerosos ejemplos de cortesanas que, al mantenerse discretas y respetuosas con sus benefactores, lograron extender sus carreras hasta la mediana edad o más allá y retirarse con una buena seguridad económica; Catherine Walters es un buen ejemplo. Para finales del siglo XIX, y durante un breve período a comienzos del siglo XX, las cortesanas habían alcanzado un nivel de aceptación social en muchos círculos y ambientes, a menudo incluso hasta el punto de convertirse en amigas y confidentes de las esposas de sus benefactores.

La mayoría de las veces, una mujer que fungía como cortesana se mantenía en tal función solo mientras pudiera demostrarse útil para su compañero o compañeros. Esto, por supuesto, excluía a aquellas que fungían como cortesanas pero que ya estaban casadas con miembros de la alta sociedad. Con respecto a aquellas que hacían de su servicio como cortesana su principal fuente de ingresos, el éxito se basaba solamente en su gestión financiera y su longevidad. Muchas ascendieron en las filas de la realeza, sirviendo primero como amantes de nobles menores, y finalmente alcanzando el papel de amante (no oficial) de un rey o príncipe.

Pietro Aretino, escritor del renacimiento italiano, escribió una serie de diálogos (Capricciosi ragionamenti) en los que una madre le enseña a su hija qué opciones están disponibles para las mujeres y cómo ser una cortesana eficaz. El novelista francés Honoré de Balzac escribió sobre una cortesana en su Splendeurs et misères des courtisanes (1838-1847). Émile Zola igualmente escribió una novela, Nana (1880), sobre una cortesana en la Francia del siglo XIX.

Cortesanas famosas

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La lista a continuación contiene ejemplos de cortesanas profesionales. No deben confundirse con amantes reales, excepto en casos en que una cortesana profesional haya sido también una amante real.

Además de la lista, el término «cortesana» se ha empleado a menudo en contextos políticos en un intento de dañar la reputación de una mujer poderosa o menospreciar su importancia. Debido a esto, existe aún un gran debate histórico sobre si ciertas mujeres en la historia pueden ser llamadas cortesanas. Por ejemplo, el título se le aplicó a la emperatriz bizantina Teodora, que comenzó su vida como actriz erótica pero que luego se convirtió en esposa del emperador Justiniano y, tras su muerte, en una santa ortodoxa. El término también se ha aplicado a mujeres influyentes como Ana Bolena, Umrao Jaan, Madaline Bishop, Diane de Poitiers, Mathilde Kschessinska, o Gabrielle «Coco» Chanel.[cita requerida] El intento de definir a tales mujeres como cortesanas a menudo pretende atraer la atención sobre ciertas cualidades, ambiciones o conductas percibidas que se consideran cortesanas. Debido a esto, solo se incluyen cortesanas profesionales.

Siglo XVII y antes

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Lais de CorintodeHans Holbein el Joven, Museo de arte de Basilea.

Siglos XVIIIyXIX

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María Nesbitt
Cora Pearl

Cortesanas famosas en la ficción

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Véase también

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Referencias

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  1. «Definition of COURTESAN». www.merriam-webster.com (en inglés). Consultado el 19 de enero de 2021. 
  • ASALE, RAE-. «cortesano, cortesana | Diccionario de la lengua española». «Diccionario de la lengua española» - Edición del Tricentenario. Consultado el 6 de abril de 2022. 
  • a b «Courtesan». Oxford English Dictionary. Oxford University Press. Consultado el 19 de junio de 2019. «v. courtesan, -zan, 1, Obs., "One attached to the court of a prince"; courtesan, -zan, 2, "A court-mistress", Etymon "a. F. courtisane, ad. It. cortigiana, in Florio cortegiana "a curtezane, a strumpet", orig. woman attached to the court, fem. of cortigiano. In quotation 1565 directly from Italian"». 
  • Castiglione, Baldassare (2003). The Book of the Courtier. «In Italy, Castiglione uses the masculine form cortigiano ("courtier") but for the feminine form cortigiana ("courtesan") uses the term donna di palazzo (literally "palace lady")». 
  • «Geisha Dolls». University of Florida. Consultado el 8 de abril de 2012. 
  • Gautam, Sanjay K. (2016). Foucault and the Kamasutra: The Courtesan, the Dandy, and the Birth of Ars Erotica as Theater in India (en inglés). Chicago: University of Chicago Press. pp. 87-112. ISBN 9780226348445. 
  • Fuentes

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    Lecturas adicionales

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    Enlaces externos

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  • Commonscat Multimedia: Courtesans / Q376924
  • Wikiquote Citas célebres: Cortesana

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